domingo, 9 de diciembre de 2007

TESTAMENTO DE JUDAS




JUDAS 1941









JUDAS 1956









JUDAS 1959










JUDAS 1963









En 1940 aproximadamente, personajes como Eureano Miralles, Delfín Hernández, Abilio Mujica y José Ramón Durán fueron los creadores del popular y tan controversial testamento del Judas, documento al que se le daba lectura el último día de la Semana Mayor, específicamente antes de la quema del traidor.


Redactar este testamento, implicaba mucha responsabilidad y discreción por parte de los redactores. “Nosotros lo escribíamos en la casa de Víctor González en la Barcarola… allí pasábamos encerrados toda la semana santa” aseguró Danilo J. Rojas, quien junto a sus hermanos estuvo a cargo de esta tradición durante 10 años, posteriormente pasaron esta responsabilidad a Raúl Mujica, quien no cumplió con las expectativas. “Como nosotros éramos los encargados de redactar el testamento, nos reuníamos el viernes de concilio para recopilar todos los acontecimientos ocurridos en el pueblo…” resaltó Danilo Rojas.


Esta familia permanecía toda la semana santa encerrada componiendo el documento, algunos se encargaban de redactar cada uno de los chismes, mientras que otros se daban a la tarea de pasarlo en la máquina de escribir.
Este trabajo se convertía en una celebración, puesto que nunca faltaba el delicioso sancocho y las friítas. “Era una fiesta de siete días, pero había que hacerla a escondidas…” acotó Rojas.
El testamento contaba con una introducción, luego la repartición de los bienes de Judas y con unas disposiciones finales de carácter político, en las que se les exigía a las personas del pueblo que razonaran sobre sus actos. El contenido del testamento era variado, hacía referencia a las anécdotas de los personajes del pueblo, chismes sobre amoríos a escondidas, peleas, guameños destacados en los estudios, y sugerencias políticas a los concejales, prefecto y al presidente del Consejo, es decir, todo lo que ocurría en la comunidad.

Generalmente el muñeco representaba al “rico” del pueblo, o a algún comerciante; característica que lo diferencia del judas actual, que representa a la figura política de turno.
La lectura del testamento era en público antes de la quema del traidor. A las cuatro de la tarde, el muñeco era sacado a pasear por las calles del pueblo y al finalizar el recorrido era guindado en el Callejón del Sun Sun a que José Ramón Durán. En ese momento aparecía como arte de magia el controversial testamento. Nunca se sabía quienes lo redactaban.

En una oportunidad Ignacio Miralles le dio una paliza a Eureano Miralles, precisamente por un comentario de faldas derivado de la lectura del testamento. En este caso, Ignacio sabía que quien había redactado el documento era Eureano Miralles.

El día de la quema del judas, todos los guameños y visitantes asistían al acto sólo para enterarse de los chismes, mas no para ver la quema del muñeco como tal.

Durante la lectura del testamento, todos los que tenían que viajar mantenían sus carros encendidos con maletas listas, pues sabían que después de la lectura del documento se armaba la trifulca en el pueblo, y los que no tenían que viajar pues tenían echar a correr. Durante todo el trayecto del viaje, lo leído en el testamento era el tema de conversación de los visitantes, quines riéndose de las anécdotas o asombrados de los chismes disfrutaban de su viaje de regreso.


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